17/11/10

Pícaros cuentos pícaros

El Museo Internacional del Estudiante presenta en su página web una colección de más de dos mil quinientas piezas que dan cuenta de distintos aspectos de la vida estudiantil (el ejemplar más antiguo data del siglo XVI) . En esta entrada quiero hacer foco en uno de los pliegos de cordel, esos "libritos" económicos que vendían los buhoneros a quienes quisieran comprarlos. El nombre de "pliego" es porque no se cortaban las hojas impresas, simplemente se doblaban; lo de "cordel" porque solían estar atados con un hilo.


El título del pliego ya nos predispone bien, reír con la panza llena es una conjunción digna de Gargantúa y Pantagruel. Estas palabras plantean un pacto con el lector muy claro, ya sabemos a qué vamos cuando entremos al texto. A modo de anuncio presenta lo que va a proponer después. Hay promesa de buen rato, de risa abierta, de momento de placer, de comida después de la comida.

"Picaros hay con fortuna,
y picaros hay sin ella,

en esta picara vida,
que picaramente rueda."

A lo largo de todo el texto lo "pícaro" repica y salpica a los personajes de esta historia. La repetición de un sonido similar hace pie en la fuerza de las consonantes que como tambor van golpeando el relato. La saturación de una misma familia de palabras ejerce un poder sonoro que se entrelaza con una historia disparatada en donde un término central toma distintos lugares y funciones. No es raro ver en la imagen superior a un joven con una vihuela, pareciera que el recitado oral-musical de estos versos se impusiera. A modo de canción es muy probable que el sentido final del texto se complete con el gusto por escuchar el cómo estas palabras similares se entrelazan con los sucesos de la vida de este joven. Para buscar un ejemplo actual propongo, para el que no lo conoce, el texto de Luis Ma Pescetti "Cuento de amor y de amistad" (ir al video- ir al texto escrito)

Para seguir pensando
  1. La asociación del humor con la vida del estudiante parece natural. Es habitual asociar esa época de la vida con el tiempo para reír en compañía de otros. Los chistes, las imitaciones satíricas de los profesores, los relatos de humor negro, la parodia de cantos y textos, son algunas de las formas en que suele aparecer la risa. Llama la atención las pocas veces que aparece lo humorístico en relación a la visita a un museo y es extraño porque si se habla de "educación en museos" es porque consideramos que el visitante se convierte por un rato en estudiante. ¿Por qué no poder invitar a una experiencia de museo "extracotidiano" (Chiqui González) que tenga algo del tiempo en donde el aprender va de la mano de la risa?
  2. ¿Por qué no incorporar estos juegos de palabras en los textos de carteles o probar recibir al visitante con un verso de estos? ¿Hace falta empezar siempre con la biografía o la historia?


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