29/6/20

De poderes y demás

Y en tiempos... de familias dando clases y maestros a la distancia me pregunto por el poder en el  sistema escolar. Tantas veces pienso que no podemos salirnos de la pirámide de "pocos mandando a muchos", de ese regimen con sesgo militar en donde pareciera que solo hay cocardas luminosas para los que "ascienden" y obediencia sumisa para los que están abajo... una forma que parece sagrada y acuñada "para siempre"...

¿Qué pasa con la voz del docente? 
¿Y con los aprendizajes de los chicos en sus casas?
¿Dónde quedan esos logros, saberes y preocupaciones? 
¿El sistema es el que no escucha 
o los maestros y alumnos que no creen en ellos mismos? 

Quizás sea cuestión de dejar de copiar frases bonitas sobre la democracia y ponerse en acción para que las voces compartidas sean una realidad... No hace falta librar batallas ni marchar con la voz en cuello... Basta con dejar de lado el miedo a perder el control y empezar a ejercer la horizontalidad ahí donde estemos. Arriesgándonos a la palabra del otro y saliéndonos del lugar cómodo de "ya-lo-sé-todo". Arriesgándonos a argumentar las ideas aunque nos digan que no valen o no sirven o que nos falta leer el último libro de pedagogía...
Las zapatillas saben lo que los libros no. Los libros saben lo que las zapatillas no.
Un poder compartido permite que la praxis de Freire pueda ejercerse a sus anchas.

Nelson, un inspector de 1900 puede servirnos de inspiración. Propuso una reforma en 1915 que quedó en un cajón, pero que sigue ahí para hacernos acordar que la escuela es un invento y que siempre podemos volver a dar las cartas:
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Ernesto Nelson

"...las deficiencias de nuestros profesores se han exagerado en extremo si a ellas se imputa la to-
talidad de nuestros presentes males ya hemos visto cómo el sistema actual, en el que estamos todos aprisionados, limita la acción del profesor y solo permite que se muestre apenas la de aquellos
espíritus demasiado sobresalientes como para romper las trabas del sistema y ca-
paces de imprimir a su enseñanza un sello personal y netamente educativo." (Nelson, p103)

Hemos recibido, en efecto, de nuestros antepasados, la simiente de una planta
que no prospera sino en suelo hondamente preparado; que no arraiga si las masas
populares no están empapadas del verdadero concepto de la libertad.
La democracia es en realidad el gobierno del individuo: él es, en definitiva, el
protagonista de la historia. (Nelson, p 43)

Es preciso acostumbrar al hombre a ser árbitro de sus destinos, 
ya que vive en una sociedad democrática donde
cada uno es, o debe ser, el fruto de sus obras. Es preciso crear y educar en el niño
el sentimiento de la responsabilidad por su suerte futura, el interés por sí mismo,
que hoy descuida sabiéndose en manos que ya lo han previsto todo por él. (Nelson, p102)




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