Los lunes esperábamos el recreo para escuchar a Geraldine. Siempre le había pasado algo terriblemente dramático en el fin de semana. Nos apiñábamos alrededor de ella para enterarnos cómo era que había terminado durmiendo en la bañadera de su casa, porqué a su compañero de baile le iba perfecto el apodo "Dragón" y qué había pasado el día que salió a mirar aros antes del examen más difícil. En los cinco minutos que duraba el relato nos enojábamos si alguien venía a interrumpir con avisos o venta de tortas para el viaje de egresadas.Éramos capaces de decapitar a cualquier mosca que se atreviera a cortar con su vuelo ese círculo apretado.
Cuando llegaba el final las risas eran tan fuertes que las lágrimas se saltaban de los ojos y más de una tenía que correr al baño para evitar hacerse pis en medio de la clase. Eso sí, nunca faltaba la frase "¡¡Sólo a vos te pasan estas cosas!!".
Casi al fin de quinto año íbamos solas caminando hasta su casa y empecé a recordar con mis palabras una de sus anécdotas más famosas, la del chico "feo". "Lo que no puedo creer es que la cosa terminara así" le dije. Ella me miró, dio vuelta la cabeza hacia los lados y me contestó: "A decir verdad el chico me dejó en la esquina, no a quince cuadras... y yo no me caí en ningún pozo..., además pobre, no tenía la cara cubierta de granos, apenas uno que le había salido en un costado de la frente...pero bue, si no cambio un poco los finales, la historia no tiene gracia".
La propuesta
The Stoop Storytelling Series es un programa en donde siete personas
comunes cuentan relatos de sus vidas en siete minutos. Un teatro de 541 asientos se llena los lunes a la noche en Baltimore, Maryland. Las personas que participan pueden ser "escritores, paseadores de perros, científicos, poetas, madres, manicuras..." y el objetivo es que cuenten una historia "verdadera" sobre su vida. La consigna es "Todo el mundo tiene una historia. ¿Cuál es la tuya?". La gente que relata está invitada a un taller previo en donde se trabajan los textos orales para poder potenciar los momentos importantes y dejar de lado lo que no lo sea, pero igualmente la propuesta busca mantener lo espontáneo y usa la palabra "honestidad" como una de las premisas.
Me pregunto: ¿Qué relación hay entre verdad, espontaneidad y armado de un relato para exhibir? ¿Qué distancia hay entre la verdad y la mentira?
El narrador espontáneo
Ana Ma Bovo enunció la estética del "narrador espontáneo". Aquel que cuenta una historia en esa línea deberá poder recuperar gestos, entonaciones y modos propios de la manera de contar de quien relata una anécdota. Que no se note la trama, lo artificial y que la historia aparezca frente a nuestros ojos como sucedida en la realidad y vivida por quien la cuenta.
En este caso los siete narradores no son profesionales, pero ordenarán sus relatos lo mejor posible para seducir a su audiencia y poder compartir con ella sus historias. Tendrán que elegir lo que muestran y lo que ocultan dejando de lado informaciones que son parte de la verdad que pretenden contar.
Se buscará la frescura del cuento de la vecina, del amigo o del verdulero bajo la promesa de realidad. Sin embargo, hasta en el relato más simple, hay inevitablemente construcción, un tejido de palabras y gestos hecho de un modo particular...Tal vez la voz del antagonista sea más grave que la que podamos comprobar o la frase de amor tenga más adjetivos que los que fueron dichos en esa tarde de otoño...Puede ser que retoquemos las escenas para convertirlas en metáforas de lo que una determinada situación nos hizo sentir y necesitemos todos los "ays" del mundo para explicar los dolores y todos los ceños fruncidos para enojarnos con lo que se va.
¿El uso de la palabra "espontáneo" será para nombrar un tipo de texto más cercano a las emociones? ¿O para hablar de cuentos con una organización que deje lugar a un modo de intuición capaz de sacar las mejores notas de nuestra propia caja de resonancia? Quizás sean los relatos en donde haya espacio para que las hilachas caigan en el lugar justo...
Las bibliotecas mentales
En la página web se dice que las historias que se escuchan son de "amor, muerte, venganza, perdón. Sobre errores pequeños y grandes (...)fracasos y éxitos. Epifanías que ocurren justo a tiempo...y otras que no." Los relatos eligen el tono y los que cuentan necesitarán tomar citas y estilos robados de la propia biblioteca mental (1). Esa biblioteca que se va armando con el primer relato de la madre, las anécdotas del abuelo, los libros leídos hasta el hartazgo, los dibujitos animados de la tele...
No somos plenamente conscientes de la cantidad de historias que cada uno guarda, pero ahí están ocupando estantes invisibles y susurrando modos a la hora de armar los propios relatos... Así el relato del olvido en el colectivo de un juguete puede tener la intensidad de la dracma perdida y la anécdota del primer beso toda la fuerza de "Love Story"...y podemos ser los mejores asaltadores de historias cuando logramos que la gente ría a causa de nuestra barra de amigos que discutía de música al estilo de manolitos, susanitas, miguelitos y mafaldas...
(1) En un post anterior hay una cita muy interesante de Hèrbrard sobre las bibliotecas mentales. Ir al post
7 veces 7
La elección del número 7 puede tener muchos motivos, pero ya que no hay enunciación de parte del equipo me aventuro a las razones...
- Eligieron el 7 porque es un número sagrado, los gatos tienen siete vidas y las maravillas del mundo no son 8 ni 6...Es un número que habla de "lo completo", de la sensación de totalidad, lo que no tiene fin...Tal vez el rito de escuchar y escucharse tenga que ver con algo mágico, que escapa de lo terreno, algo que viene de los tiempos remotos y que seguirá aquí cuando ya no estemos...
- El arco iris tiene 7 colores porque la luz blanca se descompone de esa manera, a su vez, la luz blanca se genera por la unión de esos 7 colores. Quizás al escuchar ese número de historias, algo luminoso suceda en el espectador... Una composición, una sinfonía trazada por tonos que dé como resultado un música que suena en forma de color o de sol o de linterna...
- 7x7 es muy parecido al perdonar "setenta veces siete" de la Biblia. ¿Es qué habrá que pedir perdón por contar historias? ¿No será que en el fondo somos como el rabí Judá León Bel Becalel y nos atrevemos a crear golems con vida propia? Tal vez debemos pedir el perdón de los dioses por crear Frankensteins vocales que seguirán flotando en el aire y en las vidas de quienes estuvieron en contacto con ellos...desafiando las leyes y acercándonos demasiado a nuestra pretensión de ser como Dios.
Para cerrar
Verdad, mentira...¿cuál es nuestra realidad? ¿Por qué contamos historias? Wim Wenders me deja pensando...
"Personalmente (...) creo más bien en el caos, en la complejidad inexplicable de los fenómenos que me rodean. En el fondo pienso que las situaciones singulares no están ligadas entre sí y que las experiencias de mi vida no se componen más que de situaciones aisladas; nunca he encontrado una historia con un principio y un final (...) En verdad, creo que las historias mienten o, más bien, que son historias de mentiras. Pero son muy imporantes como formas de supervivencia(...). Creando contextos, las historias hacen la vida soportable y ayudan contra el miedo." (Wenders, 1990) (2)
(2) en Larrosa, Jorge, (2003) La experiencia de la lectura, FCE, pag 161
Muy interesante, esto de la verdad, la "mentira" y lo espontaneo. En el arte todo vale, asi que...
ResponderEliminarGracias!!!
Rafaela W.T.
¡Me alegra que te haya gustado, Rafaela!
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