5/11/16

La casa Lis de Salamanca- Un paseo de hace tiempo

"Padre" Video de una mujer con un tiempo muy particular
Santiago Bou Grasso


Las historias se cuentan en pasado. Las de la vida, esas.
Pero me olvido de eso tantas veces...
Me creo hacedora de mi destino y confío en la tinta del esfuerzo.
Si hago así, si hago asá, el resultado será el zapato del punto justo en mi pie.
Pero no.
A la vida nunca llegan los finales de postal
Y una se enoja y patea y dice que no vale y que no es justo, que ahora tocaba el príncipe o el castillo, y en cambio tiene que vérselas con una factura de gas o de manteca.


La Casa Lis
Conocí esta casa en 2010. Un viaje por trabajo de marido y todo el día para pasear.
Entré porque me encantó la puerta de rejas curvas en medio de una calle cerrada. Adentro me encontré con un museo lleno de objetos y una casa que era en sí misma una colección... 

La sala de la historia
1
Hombre rico decide construir casa al estilo moderno. 
Busca poner en marcha lo que aprende en sus viajes y  la riqueza de su curtiembre. 
Esposa también opina
y  pide muebles y ventanas y cortinas 
y molduras y sillas y camas...
...de princesa antigua. 
Marido acepta, o casi. 





La pareja se fotografía sonriente en salón comedor. El diario apenas levantado y la mirada baja de de ella son los punctums de la escena. 
La felicidad dura solo cuatro años. 

Él muere. 

Su vida de dueño de casa le lleva menos tiempo que el de levantar sus paredes.



3
http://www.lagacetadesalamanca.es/portada/2015/10/07/puparelli-rememora-tiempos-abandono-casa-lis/156832.htmlPasan dueños sucesivos y finalmente llega el abandono. No quedan más estatuas, se queman puertas de madera y aparecen excrementos en los rincones. 

La invención del museo se presenta como rescate de un tiempo o de un sueño que apenas se pudo paladear.





La sala de las muñecas
Las muñecas están en vitrinas. Parecen atrapadas. Estampadas en escenarios blancos una al lado de la otra como frascos de alacena.

Llaman la atención las caras suaves y los vestidos sin manchas. ¿Eran muñecas para niñas o reliquias de las madres?

Impresionan los intentos de fabricantes por lograr la cara perfecta. Muchas parecen monstruos o mutantes o cocodrilos de porcelana que algún distraído dejó entrar a su casa sin imaginar las posibles consecuencias.



La sala donde Josephine Baker se pasea con pollera de bananas en medio de gente prolija
Su foto es grande y está pegada en la pared.
Baila en blanco y negro con  sonrisa que llega hasta la última fila.
Los hombres de ahora miran en sus ojos a los hombres sentados en las butacas de algún teatro.

Su cuerpo alto y bravo aparece al traspasar una cortina roja.
El color del pecado se filtra en medio de las líneas finas de la casa.
¿Por qué calla el fantasma de la dueña? ¿Quién dirige la partida ahora?


La sala de los viajes
Hay una confitería con ventanas que dan al río Tormes. Sí, al del Lazarillo.
A ese río que parecía de papel amarillo en la voz de la señorita Pájaro y que ahora es azul, verde y cristal transparente.

Me subo a la carta de tés y leo que hay hebras de China y de la India. Huelo a barcos y a cajas de cartón transportando las hojas secas. A mujeres vestidas con colores y a hombres con sandalias.
Me pido el sabor que suena más exótico. Me siento Gulliver en el país de los gigantes y me sumerjo en el naufragio de las pequeñas hojas oscuras que flotan en mi taza.




Puerta de salida
Se puede ver a Josephine Baker en el principio de Las trillizas de belleville


1 comentario:

  1. Estuve en ese museo el 2 de noviembre de 2005, fecha inolvidable para mí. En la sala de las muñecas lloré de emoción. Esta casa museo es mágica y maravillosa. Un enorme saludo desde Salta, Argentina.
    Lic. Teresita del M. Gutiérrez

    ResponderEliminar